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lunes, 20 de enero de 2014

¿Qué cojones es el aforador?



         Ha sido un día de trabajo agotador. 
- Como osas decir eso, mentecato... suerte la tuya que lo tienes, recuerda que seis millones están en la puerta para darte un curro, entendiendo curro como paliza que te llevaría una baja forzosa, una sustitución presuntamente temporal que se acabaría convirtiendo en definitiva. El barco de Chanquete, se hundió hace tiempo, y sólo queda la pescadilla que se acaba mordiendo la cola.
         Nada puede reconfortar más a un padre que pensar que su pequeña retoña, que todo el mundo cuestiona que sea suya, y no de Hans, el jardinero noruego, te esté esperando en …(sonido de redoble) patinaje. Si amigos, pero nada de hielo, que me resbala, existe el patinaje sobre ruedas al igual que existe el amor sin sexo y el paté de melocotón; se llama artístico, como lo del amor, lo del melocotón es mestizaje de sabores. Un bello deporte , cuya grandeza radica en hacer piruetas imposibles sin desalinear los dientes ni romperse las rodillas, sigo hablando de patinaje, lo aclaro por si alguna mente sucia se había desviado con el Kama Sutra, el mueble ese del Ikea.
         Otro día más que voy con el tiempo pegado al culo, el día que tenga flatulencias me pego un viaje de mierda. Recojo mis bártulos con la extraña sensación que me falta o olvido algo, o tal vez las dos cosas, como Kínder Bueno. Quedan escasamente diez minutos para llegar a mi destino , y teniendo en cuenta que un tren sale de Valencia a las 16:00 a 120 km/h… vaya creo que me equivoco de fórmula debe ser esa del espacio y el tiempo, no lo sé… maldita sea “sólo sé que llego tarde”, como diría René no lo Descartes.
         Hago una salida delirante, fusión entre Vettel y un cani poligonero, digna de la vergüenza ajena que desconozco. Presuntamente se puede haber producido el efecto Lewinsky, consistente en chupar más de la cuenta y que después te acabe pasando factura. Descrita esta imagen nadie imaginaría que nuestro personaje principal es un gordito cuarentón, gafa pasta, en un Hyundai Atos amarillo, con los asientos tapizados con un Piolín, rebozado en migas de bocadillo de gasolinera  y envoltorios de panteras rosas y tigretones esparcidos estratégicamente bajo el asiento del acompañante, lanzando ese velado mensaje de: - el guarro es el que se sienta a mi lado. A este esperpento debemos añadirle, una vaca la cual no he sido capaz de  desmontar ya que sigo mi lema; “ todo aquello que no lleva instrucciones tipo Ikea es para ingenieros, y yo soy de letras”, un pito que no pita y un limpiaparabrisas que no funciona. El trasero, soy de letras pero no gilipollas, en cuyo espacio he aprovechado para poner el letrero de : SE VENDE, escrito con V para darle más caché.
         Se masca la tragedia, ¡Llego tarde!… maldigo todas las cosas habidas y por haber, golpeo con ímpetu el volante, más que nada para evitar la palabra rabia que le da un tono negativo. Se produce una vibración armónica simple que… hablando en plata, del ostión que le he dado se ha caído la carátula del radiocasete , hay ocasiones en que la vulgaridad debe estar por encima de la literatura para evidenciar lo patético-grotesco de la situación. 
      Es obvio que la suerte no existe, pero si el destino, la suerte es que hubiera quedado en el asiento contiguo,o incluso el de al lado, el destino es que se escurra bajo la butaca del acompañante. Es de cajón que no se puede vivir sin radio, puedes prescindir del último éxito de Lady Gaga, de One Direction incluso de Andy y Lucas,  pero que te dejen a medias cuando van a revelar la prima de riesgo, no es compatible con la vida. Tenía que rescatar la carátula con carácter urgente y la operación era harto compleja, pero a grandes males grandes remedios. Llamo a mi mujer y con estas palabras le digo:
          – Cariño te pongo en manos libres y modo video cámara para que me dirijas durante dos minutos. Ella se quedó un tanto patidifusa, lo notaba por su respiración sincopada, que no se que quiere decir pero ella sí. Mi chica  sabe de idiomas, tiene un master y dos carreras, sabe que es un GPS, si lo pones en versión alemán.. esa es mi mujer. Se había convertido en un GPS asistido, como el doctor que dirige una operación cardiovascular desde Massachusetts o como el que tiene un cimbrel de medio metro, posiblemente desconocéis la palabra cimbrel pero lo del medio metro está claro que no es la altura.
         Deslizo mi mano bajo el asiento, sé que esto causa confusión y preguntas, la respuesta es, si una mano la tengo levantada y la otra bajo el asiento, ¿con cuál muevo el volante?…podría deciros perfectamente; con el  pene, total no me veis la cara, pero como eso de mentir no se me da bien os confieso con el antebrazo, y es un tanto difícil porque tienes a alguien a escasos dos metros que te va gritando… -Cari..cari.. no me muevas que no veo la carretera… pues eso que deslizo mi mano bajo la butaca y se pega el envoltorio del tigretón, pero gracias a mi pericia consigo recuperar la ansiada carátula. La inserto en la ranura, me reincorporo, miro la pantalla... buff que desagradable, me encuentro a mi caris vomitando, no me extraña del mareo que pillo la pobre, y me despido con un besis de rigor. Un escalofrío me recorrió la espalda, alguien recuerda esa famosa frase "se te va a pasar el arroz", pues eso.
     Sigo con las prisas y una imagen terrible me asalta, el indicador está bajo mínimos, pero yo confió en lo de "tú tranquilo que yo te aviso". Y de repente... un espasmo automotriz y el coche perdió totalmente la velocidad. !Maldito aforador¡, esta vez que pensé que mentía y dice la verdad. Ya me veis en el arcén de la autopista, con la radio apagada , para evitar todo posible consumo de recursos, y el coche sin dar indicios de querer continuar, tenía que tomar cartas sobre el asunto, pero cualquiera se pone a chupar sellos con coches que te despeinan a 140 km/h.
      Busque mi teléfono y no tenía batería, recurrí al del trabajo, por aquello del ahorro, y ciertamente lo había, me había ahorrado el llevármelo a casa, eché mano en las cestas dónde esta el típico chaleco reflector, y recordé que la noche anterior había estado jugando al escondite con mi hija. Era el momento de pasar a la acción y así lo hice, bajé del coche y empujé. Los coches pasaban a alta velocidad y sólo veía las caras de los acompañantes mostrando su mejor sonrisa, eso es el humor. Empujé desde la parte trasera, pero no fue buena idea, el coche parecía fan de 13TV, tendía a derechas, mucho, tanto que el roce contra el quitamiedos no hacía el cariño, más bien le hacía al chapista un guiño #poetuit.
     Pasé a la opción dos, que era empujar moviendo el volante, pero al cabo de escasos metros estaba más agotado que el fondo de pensiones. Estaba perdido nadie me quería, me sentía cual hijo de puta en el día del padre, ¿a quién felicitas?. Pero me arme de valor, tire de triángulos y puse los cuatro intermitentes. Dos metros de valla se mostraban , ante mí; tenía tres opciones.
A) Cavar un túnel
B) Saltar por encima
C) Recorrer tres metros
   Pensé en saltar, pero estaba un tanto rollizo, una cucharilla en la guantera me hizo ver la luz al final del túnel, como Clint Eastwood en Alcatraz, pero finalmente acabé tirando de trigonometría y recorrí tres metros. Caí sobre unos zarzales y comí moras silvestres.  Por fin llegué a mi salvación, la carretera general:
- ¡Mis cojones 33!
   La autopista es cruel, porque con la velocidad se difumina en una sonrisa mientras en la carretera la risa se descompone en jas, jes o jus, inversamente proporcionales a la gravedad del asunto. Según marcan los cánones el peatón, peregrino o gilipollas que se quede tirado debe ir por el arcén en sentido contrario a la circulación de los coches, con lo cual si haces auto-stop te llevan de donde vienes, cosa que obviamente agrava la situación, factor por el cual te ves obligado a violar la ley. Pero se debe ser rápido, y por ello corrí como un poseído
- Poseso
   Pos eso que corrí mucho hasta que llegué un túnel y tuve que correr más, si cabe, que de hecho si cabía porque tampoco estoy tan gordo. Al final del túnel vi la luz y un motorista se paró:
- Yo a ti te conozco tú trabajas en Ma..
-!Shh... No lo digas!
- Pues nada hombre ponte este casco, que por lo que veo te irá un poco justo.
- Que buen ojo tienes... cabrón!
  En escasos cinco minutos llegamos a mi pueblo. Me despedí con un;" -Gracias compañero, yo por ti hubiera hecho lo mismo, pero no tengo moto". Llegué al pabellón municipal y no había indicios de mi pequeña, normal hacía más de media hora que había salido. Mi primer impulso fue buscar una cabina telefónica pero eso es como las vírgenes, existen pero quedan pocas y cuando buscas una no la encuentras. Finalmente opté por ir a una gasolinera y hacer el truco del padre apenado.
- Sr. gasolinero, creo que usted ya me conoce..
- Pues no
- Mire sabe que me ha pasado, una desgracia terrible que el coche me ha dejado tira..
- ¿El aforador?
- Pues sí.
- Tranquilo, pasa mucho
- ¿Puedo llamar por teléfono?
¿Tiene monedas?
- Pues no mire es que mi empresa...
- No le paga.
- Sí
- Tranquilo lo sé, pasa mucho.
- ¿Me prestaría unas...?
- Yo también trabajo en una empresa
- ¿Podría llamar desde el teléfono de la empresa?
- Sí... que se joda la Campsa!!!
- Bien...
Y llamé.
- Oye cariño, que mira que me ha pasado con el coche que el...
- ¿El aforador?
- Pues, sí.. ¿Qué conoces al..?
- ¿Gasolinero?... No..
- Oye y tu cómo sabes que...
- Venga no me cambies de tema que no tengo toda la tarde, y llama a la grúa. ¡Ya!.
- Mire señor gasolinero, que mi mujer
- La Antonia.
- ¡Oiga!
- ¡Va a llamar a la puta grúa o qué, que no tengo toda la tarde!
...
- Oiga, servicio de atención en carretera
- ¿Dígame en que le puedo ayudar?
- Mire que el coche..
- ¿DNI?
- 34 millones
- Hombre Sr. López, otra vez por aquí.. estábamos haciendo ya una porra en el departamento... sabe
- Pues mire que el coche..
- ¿Matrícula?.. Quite no me la diga que adivino el coche.. ¿Hyunday Atos?
- Pues sí
- ¿Pues dirá usted que ha sido esta vez.. Sr. López?
- Pues mire que la alimentación de...
- ¿El aforador?
- Pues sí.
- Vaya que conoce al...
- ¿Gasolinero?
- Pero qué pasa .. aquí.
- Señor López, no soy la Dra. Watson, pero si estoy leyendo Campsa en el Display.. es elemental..En veinte minutos le llega un vehículo.
   Y así fue, al cabo de veinte escasos minutos tenía una flamante grúa para recogerme cual limusina en boda gitana. Un fornido individuo, parecido al vendedor de los comics de los Simpson, me lanzó la pregunta máxima.
- ¿Qué pasó esta vez?
- No mire que el a...
- El aforador ¿no?
- Pues sí, ¿conoce a .?
- Antonia.. ¿no?
- Venga, vayámonos rápido para allá que ese pequeñín nos está esperando.
 Y allí estábamos dos figuras esbeltas meciendo sus melenas en el sentido de la circulación.
 Se metió en el habitáculo, le dio al contacto y que si quieres arroz Catalina, nada. Se dirigió a la zona del hueco motor, abrió el capó y hizo lo que todos los técnicos, empezar a tocar todos los elementos con rosca y mover cables. Yo a su lado contemplaba perplejo a la vez que transmitía, esa mirada de seguridad.. sé lo que estás haciendo, y yo haría lo mismo, cuando de repente...
- Pfssssssssss...
- ¡ Ahhhhh!
- ¿Qué ha pasado?
La típica pregunta trampa. Disimulo, tú sabes que te has tirado un cuesco a la par que sabes, que el también lo sabe, pero preguntas para ganar tiempo.. la pregunta es ¿a qué viene el Ahhhhh?
- Dios, he notado un pinchazo en la pierna
- Eso es el menisco.
- Pues no, ahora que lo veo parece un pincho de zarza..
- Zarza, vaya pues yo he comido moras silvestres
- ¿Moras silvestres? son altamente flatulentas, su culo se ha convertido en una maldita cerbatana..
- Ja, ja... ja.. perdón
- Por cierto lo del aforador. ¡ TE HAS QUEDADO SIN GASOLINA!

Y aquí me tenéis, con Rastreator buscando seguro...