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martes, 14 de mayo de 2013

La jabalina de la curva


      Normalmente no suelo beber, pero aprovechando que salía me puse hasta las cejas. Fue una gloriosa noche; tonteos, flirteos y conquistas efervescentes , que se troncó como sueño de Morfeo en Eurovisión, cuando el barman detecto algo anómalo con mi tarjeta.Se puso el índice sobre su aurícula derecha, básicamente porque odio la palabra pinganillo, y..:


-Имаме smartass со атарот картичка
  
Hubiera jurado que era macedonio, pero no me gusta jurar porque no he hecho la comunión, la noche te confunde cuando mezclas Ribera del Duero con melocotón en almíbar en un lúgubre bar del Raval . Raudo y veloz, cual policía que persigue a un top manta eritreo, apareció un miembro de seguridad.Menudo miembro, para ser uno, parecía una amalgama de todos, diríase que si fuera un armario albergaría a media Chueca en su interior. Intercambiamos una serie de empujones invisibles a ritmo de una capoeira sorda, hasta que mi liviano cuerpo de escasos cien kilos acarició el suelo en todo su esplendor.

       Desde el tendido cero, por emplear una expresión taurina  tipo, “Red Bull no te dio alas”, contraje mi ristra de abdominales en un intento por incorporarme y lancé aquella tan cándida como ingenua pregunta:
-       ¿De dónde eres majo?
-       Serbia

      Serbia, un cuarenta y cuatro de pie y unos neones borrosos, con una ininteligible combinación de “ight club” es lo último que recuerdo.Al cabo de dos minutos me incorporé, en las películas suele pasar toda una noche, pero yo no tenía tiempo. Me volvió la imagen del zapato castigador a modo de lema Decathlon ¿Supinador o pronador?, yo soy así.Reí cual infanta soltera de callista e hijo con nombre de hobbit que aplaca sus duricias plantares a tiros. ¿Serbia?; “Puretas al borde de un ataque de serbios”, podría ser un buen título para una película. Los neones otrora borrosos desvelaban el misterio:
 “NIGHT CLUB”, ¡cáspita!, ¿qué hacía yo en un puti club?, malditos GPS.

No era momento para llorar sobre la leche derramada, mujer, hija, dos perros, tres gatos y un pez rojo en un tiesto de cincuenta litros, algo falló, he dicho falló.

Me vino un pequeño ardor en el esófago, a modo de granito de arroz con sabor a piña, desagradable, pero lo metí otra vez para dentro, con los tiempos que corren mejor guardar para mañana.Era tiempo para huir sin mirar atrás, reflexionar, pensar una coartada , esquivar los controles de alcoholemia.

Tranquilo Ramiro que controlas, frase de automotivación cuando uno va taja, perdón cuando voy taja, de lo contrario el sujeto hubiera sido elíptico. Perdonad, creo que os estoy liando con mi maldito mundo interior.

No obstante, la duda subsistía, es más se resistía a mi obvia ebriedad. Intenté trazar una línea recta que caprichosamente se convirtió en una perfecta diagonal, siempre fui malo en matemáticas. Intenté con el abecedario, A B C , y me venía, ¡veo muertos!, ¡veo muertos!, maldito niño paliducho, su primera frase y ya me había jodido la película, y a Bruce Willis, también. Intentaba recalcular mis ingestas, pero al cerrar los ojos me aparecían ovejas y pensamientos impuros. Mis neuronas intentaban reaccionar; un “neurocidio apocalíptico”, diría Pedro Piqueras.

Y es entonces, cuando sin saber porque la lógica llama a tu puerta: TOC..TOC. Visto así, ya tiene cojones que llame a la puerta pudiendo llamar al timbre y le contestes por el interfono - ¿Quién es?, y le respondas,       - pues nada que soy la lógica y pasaba por aquí y tenía que decirte que… no tío, es la lógica, es de perogrullo, que significa; es así y punto.La lógica, esa concatenación de silogismos anidados; si quieres evitar los controles la carretera de montaña es la solución a tu respuesta, dado que es de noche, ¿a qué policía se le va a ocurrir estar controlando en una vía escasamente iluminada, con firme irregular, llena de curvas e inversamente peraltada?, a un estúpido, obviamente.
    
     Me subí a mi pequeña carroza amarilla, un Hyundai Atos, siento haber roto la bella imagen de mozo ciclado con León tuneado, me gustan los pareados pero mi Atos, me lleva “a tos laos”, soy consciente que no hace gracia, pero tenía que intentarlo.

     Me abroché el cinturón como mandan los cánones e hice los ajustes pertinentes de retrovisores siguiendo el manual de autoescuela. Cuando bebo, que no suelo beber, y conduzco, que no suelo conducir bebido, yo voy despacio, por si algún agente de la ley y el orden lo leyera o leyese, dígase mosso de escuadra, ertzaina o guardia civil… quede claro. A pesar de que controle, soy consciente de las limitaciones del coche.

     Música a tope y ventanas bajadas, la combinación perfecta para pasar desapercibido, siempre y cuando no rapees el Asturias patria querida y por fin, allí estaba frente a mi tan desafiante como serpenteante, la carretera de la “Arrabassada”. Ertzaina queda fuera de tu jurisdicción.

         Es harto difícil la conducción deportiva, especialmente cuando utilizas la cabeza a modo de contravolante, a la tercera curva tenía tortícolis . Era una difícil elección pero debía acompasar las trazadas con el movimiento cervical, existía el riesgo de volcar, pero el precio hora de un fisioterapeuta era demasiado elevado.
       

Y fue así y no de otro modo como sucedió. La bien llamada curva de la paella, por aquello de que se la comen todos, puso su pequeño granito salido de la nada más infinita.
       - ¡Maldita cerda!
       - Jabalina
       - ¿Qué?
No podía dar crédito a mis ojos ante mi un ejemplar de “Sus scofra castilianus”, pelaje azabache, metro setenta y cinco y sesenta y cinco kilos de peso, con un cartel de “a Collserola”, un jabalí
       - Jabalina, acaso no me ves las tetas , ¡capullo!
       Hay a gente que se les aparece la virgen en una taza de café, a otros un Ovni en las Alpujarras y a mí me estaba hablando, un jabalí
-      ¡Jabalina, joder!, y no me hagas el chiste del arma arrojadiza de los juegos olímpicos, o te muerdo tus preciadas pelotas como al último.
-      ¡Auuuuuu!
-      ¿Lobos?
-      ¡No imbécil!, es un motorista, recuerdas lo que te dije de las pelotas.
-     
-      Pues se está retorciendo detrás de aquellos matorrales.

       Bendito seas, Don Simón, allí donde estés que se quiten las drogas de diseño. Tranquilo Ramiro, que tú controlas, repetía una y otra vez la conciencia que me quedaba.
-      Nos hacemos una foto para instagram
-      Espera a la próxima curva que hay un control
-      ¡Vale!
-      ¡Madura capullo! ¿en qué mundo vives?
       Me da rabia tenerle que dar la razón a una cerda asilvestrada, pero estaba en lo cierto, debía mantener una conversación inteligente.
-      Por cierto, ¿y ese cartelito de “a Collserola”?
-      Pues nada, que me he quedado sin cobertura.
-      ¿Te dejo el móvil?
-      ¿A ti que te pasa ,no lees jara y Sedal?
-      Pues no, soy más de twitter
-      Cobertura, comida… estaba en casa de los Millet y me comí una bolsa de basura…

Era normal, el 99% de los jabalíes comen restos de comida de las bolsas de basura.
-      Tú lo has dicho majo, soy del 1% que acaba encontrando la bolsa con los billetes de quinientos euros, me echaron a patadas.
-      Ya claro
-      ¡Mira la carretera y no mis tetas, nos vamos a matar!
-      ¿Vas atada?
-     Por supuesto, por quien me tomas, deja que conduzca yo.
-      ¡Estás loca!
-      Lo dices porque soy mujer.. ¡machista!
-      No mujer, lo digo porque eres una..
-      ¡Déjalo o te muerdo las…!
-      ¡Auuuuu!
-      ¿El motorista?
-      ¡Déjalo!. Dos son compañía, tres son multitud
-      Vaya nos ha salido filósofa, la guarra..

-      !Agua!
-      No, por favor, más mezclas no…
-      ¡La poli!

       Estaba perdido, aquel nauseabundo olor mezcla entre garrafón y chope, me delataría. Que le podía contar al agente para evitar dormir en el calabozo, mi salud rectal estaba en juego y el Mosso de escuadra cada vez más cerca, hasta que...
-      Buenas noches, control de alcoholemia
-      Agente, no he bebido, el melocotón en almíbar estaba caducado.
-      ¿Cómo?
-      Sí hombre, lo del consumo preferente
- ¿Preferentes? ¡Malditos bancos!
- No hombre, el melocotón en almíbar, claro.. claro la típica excusa, ¿pero cómo ha entrado ese jabalí en su coche?
-      ¡Auuuu!
-      Vaya, parece que hay lobos
-      No es un motorista, que aquí la señorita le ha..
-      ¿Qué..? ¿Señorita? ¡Baje del coche!
-      Agente, todo tiene una explicación
-      A sí, y esto
-      Joder mosso, menudo pollón


              Menuda nochecita,  un error de programación del GPS te lleva a un puticlub y a la que te descuidas tienes al mosso de escuadra mostrándote la porra de repuesto, sólo faltaba que aparecieran sus pelotas y empezáramos a batear. Todo era confuso, como salido de una extraña mezcla entre una fábula de Esopo, cuento de Walt Disney y una peli de Almodóvar, sólo faltaba que irrumpiera una ardilla con una katana y lo acabaramos a lo Tarantino. Odio los lunes…

ntino. Odio los lunes…


-      ¡Odio los lunes!

-      Eso decía yo agente, eso decía yo
-      Por ¿dónde íbamos?
-      ¿Tengo que soplar?
-      No me infle las pelotas..
-      Hablando de eso, súbase la bragueta
-  Perdone que me he dejado llevar , esto.. el jabalí ¿qué?
-      Pues mire que me lo he encontrado en la curva que iba para Collserola
-      ¿Usted?
-      No ella
-      ¿Ella?
-      El jaba.. digo que se ha quedado sin cobertura..
-      ¿Necesita llamar?
-      No cobertura, sin comida, y claro con el ansia del papeo pilló una bolsa con los bille..
-      ¡Cállate capullo!
-      ¿Quién habla?
-      Yo agente que hago voces, mire…
-      ¡Basta todo tiene una explicación!
-   ¡Collons, que está hablando el cerdo!, malditos recortes y lo de doblar turnos. ¡Arriba las pezuñas!... por la virgen de Montserrat y el Sant Jordi en patinete... ¿qué estoy diciendo?
-      ¡No dispare agente!
      
       Y como si fuera los más natural del mundo, el jabalí se desabrochó el cinturón abrió la puerta, se acercó al Mosso de escuadra, acercó sus pezuñas a la cabeza y..

         - Yo soy como la Pantoja, polla que que veo polla que se me antoja...
         - !Dios Mairenaaaaaaaaaaa!